SANTI TENA
2018: GASTRONAUTAS
Viajas en un avión. Pasan un documental sobre un restaurante de alta cocina. En un plano medio contrapicado hay cuatro cocineros. Uno de ellos coge algo del suelo. Parece un rebollón. El tipo, con cara de iluminado y voz de doblador de cine, dice:
– Esto... esto es... ¡Filosofía!
Piensas que tu presente no es como el futuro que alguien imaginó en el pasado. Vives en un tiempo en ruinas, esperando a que lleguen el viernes o las vacaciones, acelerando cada instante mientras tu mundo decae. No es que éste fuera ni peor ni mejor que otros, pero pensabas que siempre sería igual, algo menos tecnológico, algo menos gastronómico.
De repente, se oye la voz del comandante:
– ¡Preparados para el impacto!
Nadie del pasaje se abrocha el cinturón de seguridad ni se pone la mascarilla. Todos levantan los brazos y con una sonrisa de oreja a oreja gritan “¡Festival!”. Te parece bien. Todo es una broma. (Santi Tena, 2018, Gastronautas [Texto introductorio a la exposición])
Un encuentro casual con un viejo conocido conducen al sujeto (S) a realizar una exposición en la Sala la Muralla, perteneciente a la Universidad de Valencia. El mundo de la gastronomía, al que había accedido a través de la ilustración, le nutre de nuevas excusas narrativa e iconográficas y le permite dar rienda suelta a sus obsesiones de siempre, dando pie a una serie de cuadros donde el mito y la realidad se dan cita para ironizar sobre el decadente mundo en el que S tiene la sensación de hallarse inmerso. Esta exposición y la siguiente parecen tener algo de premonitorias, pues nuevos e inquietantes acontecimientos pronto hacen aparición en el planeta. Puestos a pintar cosas que se hacen realidad,
S declara que “ojalá hubiera pintado tortillas de patatas”. En realidad, da la impresión de que S no es consciente del sentido narrativo del conjunto de sus cuadros hasta que lo ha finalizado y distribuido en un espacio expositivo.